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Naturaleza

02 ago 2021

Los colores pardos y ocres de la estepa definen la Comarca Campo de Belchite. Las extensas llanuras se cubren de las espigas doradas de cereal y mecidas por la brisa son baile y son paisaje.

El cultivo tradicional del olivar es un regalo visual para todos los amantes de la naturaleza y su biodiversidad, privilegio de este territorio que trabaja la tierra de manera extensiva.

El paraje estepario de Campo de Belchite alberga aves de interés ornitológico como la alondra ricotí, la ganga ortega o el alcaraván, entre otras especies. Todas protegidas en el Refugio de Fauna Silvestre La Lomaza y la Reserva Ornitológica El Planerón. Hasta aquí, aficionados en ornitología de diferentes países se desplazan con el fin de poder observar ese pájaro que les falta de marcar en su checklist. En Lécera, se ha acondicionado un comedero de buitres en el que se alimentan a centenares de estas aves necrófagas. Espectáculo este que puede disfrutarse desde un observatorio instalado a escasos metros.

El río Aguasvivas se ha convertido en vertebrador de bellos rincones. En los pueblos en los que discurre, sus orillas se convierten en hermosas estampas ordenadas bajo la mano del hombre en huertos o paseos. Y en su recorrido libre campo a través, regala imprevisibles escenas como pozas y saltos de agua y agrestes barrancos de singular belleza. El aprovechamiento del caudal del agua desde antaño se ha materializado en instalaciones hidrográficas tan importantes como espectaculares. Se trata de la presa romana del siglo I, de Almonacid de la Cuba; los molinos como el de Samper del Salz, el más antiguo de los llevados a cabo por el monasterio de Rueda, datado en el siglo XI y completamente restaurado en la actualidad; el pantano de Moneva, ideal para actividades acuáticas como la pesca y la náutica; y diferentes puentes, acueductos y fuentes salpicados por toda la comarca.

La red de senderos discurre por este territorio en sus 300 kilómetros, repartidos en 33 rutas que comparten recorridos con la antigua vía del tren de Utrillas o el curso del río Aguasvivas. Otras que transitan por conmovedores paisajes esteparios o deambulan junto a accidentes geográficos como barrancos, foces y focinos, cuevas, diapiros y territorios en los que la roca de época jurásica está al descubierto. Junto a estas rutas, que pueden realizarse a pie, a caballo o en bicicleta, se han diseñado otras que recorren los pinares de Valmadrid, verdadero pulmón de la comarca; las Cucutas, llamadas así a los picos más altos de todo el terreno; el olivar o las vides y estacionales como aquella cuyo espectáculo lo ofrecen los almendros en flor.

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